viernes, 15 de febrero de 2013

La Habana (Bella como ninguna ha sido)


 
 
 
 
 
 
 
                                                           
 
 
 
Pero antes de la fundación de Habana, en su emplazamiento actual, la ciudad tuvo, entre 1514 y 1519, por lo menos dos asentamientos distintos: el de 1514, que en uno de los primeros mapas de Cuba, el de Paolo Forlano de 1564, situa la villa en la desembocadura del rio Onicaxinal, en la costa sur de Cuba: otro asentamiento en La Chorrera, que esta hoy en el barrio de Puentes Grandes, junto al rio Almendrales, que los indios llamaban Casiguaguas, donde los fundadores trataron de represar las aguas, conservandose en la actualidad los muros de contencion de esta obra hidraulica, la mas antigua del Caribe.

Y el ultimo, que conmemora El Templete, que fue la sexta villa fundada por los españoles en la isla llamada San Cristobal de la Habana por Panfilo de Narvaez: San Cristóbal, tal vez porque este gigante santo cruzaba los rios apoyado en una palmera a modo de bastón, y Habana, patrimonio de oscuro origen, que puede venir de Habaguanex, nombre del cacique indio, señor de aquellas tierras, citado por Diego Velásquez en su relacion al rey de España.

La Habana resurgio en varias ocasiones de los escombros y cenizas a que la reducían de cuando en cuando los piratas y corsarios franceses durante la primera mitad del siglo XVI, hasta que en 1561 la Corona dispone que la ciudad sea el lugar de concentración de las naves españolas procedentes de la colonias americanas antes de partir para la travesía del océano.

Oro y plata, lana de alpaca de los Andes, esmeraldas de Colombia, caobas de Cuba y Guatemala, cueros de la Guajira, especias, palo de tinte de Campeche, maiz, papa, mandioca, cacao... llegan en los veleros al puerto mejor protegido de America, entre marzo y agosto, para formar los grandes convoyes que, custodiados por las naves militares, parten en dias señalados rumbo a España.
Con ellos, miles de marinos, funcionarios, colonos, comerciantes, aventureros... bullen en la incipiente ciudad, que crece desde el puerto a ritmo vertiginoso.
El dia 20 de diciembre del año 1592, Felipe II confiere a La Habana el titulo de ciudad, veintinueve años despues de que el gobernador de Cuba trasladara a ella su residencia oficial desde Santiago, sede hasta entonces del gobierno de la isla.

La importancia estrategica de La Habana y las riquezas que a ella llegan y de ella parten la convierten en codiciado objetivo de piratas y galeones con patente de corso de las potencias enemigas de la Corona española. La Habana se fortifica durante el siglo XVII por mandato de los reyes que la suscriben como "Llave del Nuevo Mundo y antemural de las Indias Occidentales". Al mismo tiempo, la ciudad se edifica con los materiales mas abundantes de la isla: las maderas, que proporcionan a la arquitectura de la epoca un encanto peculiar en combinacion con los estilos llegados de la Peninsula Iberica y, muy profusamente, de Canarias.

En 1649 una epidemia de peste llegada de Cartagena de Indias, en Colombia, extermina a la tercera parte de la población habanera. El 30 de noviembre de 1665, la reina doña Mariana de Austria, viuda de Felipe IV, ratifica el escudo antiguo de Cuba, que tenia como símbolos heráldicos los tres primeros castillos de la ciudad: el de la Real Fuerza, el de los Tres Santos Reyes Magos del Morro y el de San Salvador de la Punta, como tres torres de plata sobre campo azul. Además, una llave de oro que simbolizaba el titulo de "Llave del Golfo", concedido desde antiguo a la ciudad.

Durante el siglo XVII la ciudad se engrandece con construcciones monumentales civiles y religiosas. Se erige el convento de San Agustín, se concluye el castillo de El Morro, y se construyen la ermita del Humilladero, la fuente de la Dorotea de la Luna en La Chorrera, la iglesia del Santo Ángel, el hospital de San Lázaro, el monasterio de Santa Teresa, el convento de San Felipe Neri... en 1728 se funda la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo en el convento de San Juan de Letran.

A mediados del siglo XVIII, La Habana tiene mas de 70.000 habitantes. El 6 de junio de 1762, al alba, apareció una impresionante armada británica, con mas de 50 navíos y 14.000 hombres. Para tomar la ciudad, los ingleses tuvieron que rendir el Castillo del Morro, defendido por una decidida guarnición al frente del capitán de navío Luis de Velasco y el Marques Vicente Gómez. La Habana cayo tras de dos meses de sitio. Sir Georges Keppel la gobernó durante un año, hasta mediados de 1763, fecha en la que los británicos devolvieron La Habana a los españoles, a cambio de Florida. A este periodo se remontan la libertad de comercio y la de culto.



En 1763 se comenzó la construcción de La Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, la mayor de las construidas por España en el Nuevo Mundo, que apuntalo el sistema defensivo de La Habana tras la ocupación inglesa. Las obras se prolongaron por mas de once años y con un costo tan enorme para su tiempo que se dice que Carlos III, Rey de España se asomo a la ventana de su palacio con un catalejo para que le indicaran donde se encontraba tan cara construcción. Su posición privilegiada le convertía en un bastión inexpugnable. Contaba con un elevado numero de cañones fundidos en Barcelona en el siglo XVIII, que siguen guardando simbólicamente la entrada de la Bahía de La Habana.

En 1774 se realiza el primer censo oficial de Cuba: 171.670 habitantes, de los cuales 44.333 son esclavos. Entre 1789 y 1790 se divide la diócesis de Cuba: se erige en catedral la Iglesia Mayor de La Habana mientras que la antigua mitra permanece en Santiago de Cuba. Seis años mas tarde, el 15 de enero de 1796, llegan a La Habana los restos de Cristóbal Colon procedentes de Santo Domingo.

Puesto que España no tenia ya el monopolio del comercio, La Habana se convirtió en una ciudad mas floreciente que nunca, y en 1818 era puerto libre. Se instalaron el lujo y la voluptuosidad. Las tiendas ofrecían el ultimo grito de la moda, los teatros recibían a los mejores actores del momento, la burguesía enriquecida hacia construir esplendidas mansiones con columnas, se hablaba del Paris de las Antillas.

El siglo XIX se abre con la llegada a La Habana de Alejandro von Humboldt, quien queda impresionado por la vitalidad del puerto habanero. En el año 1837 se inaugura el primer tramo de ferrocarril, de 51 km, entre La Habana y Bejucal, que se usa para el transporte de azúcar del valle de Guines hasta el puerto de la ciudad. Con ello Cuba se convierte en el quinto país del mundo en tener ferrocarril y el primero de los de habla española. A lo largo del siglo. La Habana se enriquece con centros culturales, como el teatro Tacon, uno de los mas lujosos del mundo, el Liceo Artístico y Literario, el teatro Coliseo... Visita la ciudad Garibaldi bajo el nombre de Giuseppe Pani y se suceden las conspiraciones de patriotas independentistas al mismo ritmo que la autoridad de la Corona las reprime y sofoca.

En 1863, las murallas de la ciudad fueron derribadas para que pudiera ampliarse la urbe y construirse nuevos y esplendidos edificios. A fines del siglo, las clases acomodadas se trasladaron al barrio del Vedado. Mas tarde, emigraron hacia Miramar, y hoy, cada vez mas al oeste, se han instalado en Siboney.

A finales del siglo XIX La Habana vive los últimos momentos de la colonización española en América, que se cierra definitivamente cuando el acorazado norteamericano Maine es hundido en su puerto dando a los Estados Unidos el pretexto para invadir la isla. El cambio de siglo transcurre en La Habana, y por lo tanto en Cuba, bajo la ocupación y el gobierno de los Estados Unidos.

Bajo la influencia estadounidense, la ciudad creció y se enriqueció con numerosos edificios en los años 30, cuando se construyen suntuosos hoteles, casinos y esplendidos clubes nocturnos. Santo Traficante lleva la ruleta del Sans-Souci, Meyer Lanski dirige el Riviera, Lucki Luciano el Nacional.. Ante los hoteles y restaurantes, los Cadillac, Crevrolet y Buick aparcan en triple fila aguardando, a los botones. Por aquel entonces, el dinero de la mafia servia, por lo menos, para embellecer la Gomorra de las Antillas. Pero los barrios de barracas que rodeaban la ciudad se desarrollaban al mismo ritmo. La Habana se convirtió en capital del juego y de la corrupción. Una galería de retratos en blanco y negro de personajes de aquella época adorna , hoy todavía, los muros del bar del Nacional. Puede verse a Frank Sinatra y Ava Gardner, al gran torero Dominguin, a Marlene Dietrich y Gary Cooper, y otros muchos: mafiosos y artistas se mezclaban en una frágil felicidad.

Desde el triunfo de la revolución en 1959 se hicieron grandes transformaciones, principalmente en lo que afecta a los servicios, la construcción de viviendas sociales y edificios oficiales, pero, por lo que respecta a la topografía de La Habana, se puede seguir describiendo de acuerdo a las mismas grandes aéreas de 1958, aunque añadiendo alguna mas.

Desde hace unos años, el centro histórico de La Habana, declarado monumento nacional por el gobierno cubano en 1976 y patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1982, es objeto de hercúleas restauraciones. hacer economía.

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