viernes, 15 de febrero de 2013

El Capitolio. Arquitectura de la Habana.


 
 
 
El Capitolio Nacional de La Habana es un relevante edificio construido en 1929 en La Habana (Cuba) bajo la dirección del arquitecto Eugenio Raynieri Piedra, destinado a albergar y ser sede de las dos cámaras del Congreso o cuerpo legislativo de la República de Cuba. Inspirado en el clásico capitolio romano, el edificio presenta una fachada acolumnada neoclásica y una cúpula que alcanza los 91,73 m de altura.[1]
Situado en el centro la capital del país, entre las calles Prado, Dragones, Industria y San José, es el origen kilométrico de la red de carreteras cubanas, y después del triunfo de la Revolución, cuando fue disuelto el Congreso, fue transformado en la sede del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y de la Academia de Ciencias de Cuba.
 
La historia particular de los terrenos hoy ocupados por el Capitolio de La Habana comienza cuando el lugar, ocupado por una ciénaga, fue dragado a principios del siglo XIX para su aprovechamiento urbano.[7] Estando el terreno ocupado por un vertedero de basura ubicado junto a la muralla de tierra, se instaló allí un jardín botánico, el primero en la historia de la ciudad, fundado el 30 de mayo de 1817.[8] Bajo el auspicio de la Sociedad Económica de Amigos del País, en 1834 éste se trasladó a los terrenos de los Molinos del Rey, actual Quinta de los Molinos, situados en las faldas de la loma de Arostegui, donde está emplazado el Castillo del Príncipe.
 
En este mismo año comenzó en el mismo emplazamiento la construcción de una estación para el ferrocarril que enlazaría La Habana con Güines. Se le dio el nombre de Estación de Villanueva, llamada así en memoria de Claudio Martínez de Pinillos, Conde de Villanueva, Intendente General de Haciendas y primer presidente del Consejo Directivo del Ferrocarril.[9] En 1817 se inauguró el primer tramo a Bejucal y un año después llegó a Güines.[10] En 1839 se concluyó dicha estación en los terrenos contiguos al Campo de Marte. En 1840 la línea ferroviaria alcanzaba ya la localidad de Cárdenas.[2] [3]
En 1910 se produjo un cambio de los terrenos ocupados por la Estación de Villanueva (que con los años se quedó insuficiente y desubicada) por otros pertenecientes al antiguo Arsenal de La Habana,[5] con el fin de construir en ellas la nueva estación terminal de ferrocarril y a su vez erigir en dichos terrenos el Palacio Presidencial, ya que hasta estos momentos el presidente de la república se mantenía ocupando el edificio del Palacio de los Capitanes Generales en la Plaza de Armas
La construcción ocupó un área total de 43.418 , de los cuales 13.484 corresponden al inmueble, con un área circundante de jardines y parques de 26.391 m². El resto, 3.543, se dedicaron a la ampliación de las calles y en su entorno.[17] El inmueble se construyó a partir de una estructura metálica encargada a la compañía norteamericana Pudrí & Henderson, que ya había ejecutado con anterioridad numerosas obras de importantes edificios en la capital.[17] La longitud total de la construcción fue de 207,44 m, y su composición arquitectónica y volumétrica se estructuró a partir de un cuerpo central compuesto por la escalinata monumental, de casi 36 m de ancho por 28 m de largo y un total de 55 peldaños interrumpidos por tres descansos intermedios. A ambos lados del desembarco de la gran escalera, se emplazan dos grupos escultóricos hechos en bronce por el artista italiano Angelo Zanelli, La Virtud Tutelar del Pueblo y El Trabajo, de 6,50 m de altura cada uno.
El pórtico central, de 36 m de ancho y 16 de alto, es sostenido por 12 columnas jónicas de granito. En este espacio se ubican las tres puertas de los accesos principales al edificio, con 7,70 metros de alto y 2,35 de ancho, así como un conjunto de bajorrelieves de mármol realizados por el mismo artista italiano.[18] La cúpula, de una altura de 92 m, fue en su momento la quinta más alta del mundo con un diámetro de 32 m. Cuenta con 16 nervios entre los que destacan los panales recubiertos con láminas de oro de 22 kilates. Remata la cúpula una linterna con 10 columnas jónicas en cuyo interior había hasta 1959 cinco reflectores giratorios que fueron retirados. En el interior de este espacio se materializa el simbolismo arquitectónico en la imponente escultura de La República, situada bajo el domo, obra también de Zanelli, hecha en bronce, con 15 m de altura y 30 T de peso, que en su momento fue también la segunda más grande del mundo bajo techo.
 
[[]Resulta notable la variedad y riqueza de los materiales empleados en esta construcción, como las 58 variedades de mármol nacionales y de otras partes del mundo empleados en los pavimentos y en los paneles escultóricos labrados, los herrajes de bronce de puertas y ventanas, la lamparería, apliques, candelabros, las pinturas murales que decoran los hemiciclos (más de veinticuatro), las decoraciones y molduras de fina ejecución de los falsos techos y paredes realizadas en yeso y estuco. También son destacables las maderas preciosas, particularmente la caoba, empleadas en la ejecución de puertas, ventanas, estrados, estantería y otros trabajos de talla y ebanistería; las rejas y otros elementos de función, los vitrales y lucernarios de vidrio emplomado, entre otros


 
 
 

La Habana (Bella como ninguna ha sido)


 
 
 
 
 
 
 
                                                           
 
 
 
Pero antes de la fundación de Habana, en su emplazamiento actual, la ciudad tuvo, entre 1514 y 1519, por lo menos dos asentamientos distintos: el de 1514, que en uno de los primeros mapas de Cuba, el de Paolo Forlano de 1564, situa la villa en la desembocadura del rio Onicaxinal, en la costa sur de Cuba: otro asentamiento en La Chorrera, que esta hoy en el barrio de Puentes Grandes, junto al rio Almendrales, que los indios llamaban Casiguaguas, donde los fundadores trataron de represar las aguas, conservandose en la actualidad los muros de contencion de esta obra hidraulica, la mas antigua del Caribe.

Y el ultimo, que conmemora El Templete, que fue la sexta villa fundada por los españoles en la isla llamada San Cristobal de la Habana por Panfilo de Narvaez: San Cristóbal, tal vez porque este gigante santo cruzaba los rios apoyado en una palmera a modo de bastón, y Habana, patrimonio de oscuro origen, que puede venir de Habaguanex, nombre del cacique indio, señor de aquellas tierras, citado por Diego Velásquez en su relacion al rey de España.

La Habana resurgio en varias ocasiones de los escombros y cenizas a que la reducían de cuando en cuando los piratas y corsarios franceses durante la primera mitad del siglo XVI, hasta que en 1561 la Corona dispone que la ciudad sea el lugar de concentración de las naves españolas procedentes de la colonias americanas antes de partir para la travesía del océano.

Oro y plata, lana de alpaca de los Andes, esmeraldas de Colombia, caobas de Cuba y Guatemala, cueros de la Guajira, especias, palo de tinte de Campeche, maiz, papa, mandioca, cacao... llegan en los veleros al puerto mejor protegido de America, entre marzo y agosto, para formar los grandes convoyes que, custodiados por las naves militares, parten en dias señalados rumbo a España.
Con ellos, miles de marinos, funcionarios, colonos, comerciantes, aventureros... bullen en la incipiente ciudad, que crece desde el puerto a ritmo vertiginoso.
El dia 20 de diciembre del año 1592, Felipe II confiere a La Habana el titulo de ciudad, veintinueve años despues de que el gobernador de Cuba trasladara a ella su residencia oficial desde Santiago, sede hasta entonces del gobierno de la isla.

La importancia estrategica de La Habana y las riquezas que a ella llegan y de ella parten la convierten en codiciado objetivo de piratas y galeones con patente de corso de las potencias enemigas de la Corona española. La Habana se fortifica durante el siglo XVII por mandato de los reyes que la suscriben como "Llave del Nuevo Mundo y antemural de las Indias Occidentales". Al mismo tiempo, la ciudad se edifica con los materiales mas abundantes de la isla: las maderas, que proporcionan a la arquitectura de la epoca un encanto peculiar en combinacion con los estilos llegados de la Peninsula Iberica y, muy profusamente, de Canarias.

En 1649 una epidemia de peste llegada de Cartagena de Indias, en Colombia, extermina a la tercera parte de la población habanera. El 30 de noviembre de 1665, la reina doña Mariana de Austria, viuda de Felipe IV, ratifica el escudo antiguo de Cuba, que tenia como símbolos heráldicos los tres primeros castillos de la ciudad: el de la Real Fuerza, el de los Tres Santos Reyes Magos del Morro y el de San Salvador de la Punta, como tres torres de plata sobre campo azul. Además, una llave de oro que simbolizaba el titulo de "Llave del Golfo", concedido desde antiguo a la ciudad.

Durante el siglo XVII la ciudad se engrandece con construcciones monumentales civiles y religiosas. Se erige el convento de San Agustín, se concluye el castillo de El Morro, y se construyen la ermita del Humilladero, la fuente de la Dorotea de la Luna en La Chorrera, la iglesia del Santo Ángel, el hospital de San Lázaro, el monasterio de Santa Teresa, el convento de San Felipe Neri... en 1728 se funda la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo en el convento de San Juan de Letran.

A mediados del siglo XVIII, La Habana tiene mas de 70.000 habitantes. El 6 de junio de 1762, al alba, apareció una impresionante armada británica, con mas de 50 navíos y 14.000 hombres. Para tomar la ciudad, los ingleses tuvieron que rendir el Castillo del Morro, defendido por una decidida guarnición al frente del capitán de navío Luis de Velasco y el Marques Vicente Gómez. La Habana cayo tras de dos meses de sitio. Sir Georges Keppel la gobernó durante un año, hasta mediados de 1763, fecha en la que los británicos devolvieron La Habana a los españoles, a cambio de Florida. A este periodo se remontan la libertad de comercio y la de culto.



En 1763 se comenzó la construcción de La Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, la mayor de las construidas por España en el Nuevo Mundo, que apuntalo el sistema defensivo de La Habana tras la ocupación inglesa. Las obras se prolongaron por mas de once años y con un costo tan enorme para su tiempo que se dice que Carlos III, Rey de España se asomo a la ventana de su palacio con un catalejo para que le indicaran donde se encontraba tan cara construcción. Su posición privilegiada le convertía en un bastión inexpugnable. Contaba con un elevado numero de cañones fundidos en Barcelona en el siglo XVIII, que siguen guardando simbólicamente la entrada de la Bahía de La Habana.

En 1774 se realiza el primer censo oficial de Cuba: 171.670 habitantes, de los cuales 44.333 son esclavos. Entre 1789 y 1790 se divide la diócesis de Cuba: se erige en catedral la Iglesia Mayor de La Habana mientras que la antigua mitra permanece en Santiago de Cuba. Seis años mas tarde, el 15 de enero de 1796, llegan a La Habana los restos de Cristóbal Colon procedentes de Santo Domingo.

Puesto que España no tenia ya el monopolio del comercio, La Habana se convirtió en una ciudad mas floreciente que nunca, y en 1818 era puerto libre. Se instalaron el lujo y la voluptuosidad. Las tiendas ofrecían el ultimo grito de la moda, los teatros recibían a los mejores actores del momento, la burguesía enriquecida hacia construir esplendidas mansiones con columnas, se hablaba del Paris de las Antillas.

El siglo XIX se abre con la llegada a La Habana de Alejandro von Humboldt, quien queda impresionado por la vitalidad del puerto habanero. En el año 1837 se inaugura el primer tramo de ferrocarril, de 51 km, entre La Habana y Bejucal, que se usa para el transporte de azúcar del valle de Guines hasta el puerto de la ciudad. Con ello Cuba se convierte en el quinto país del mundo en tener ferrocarril y el primero de los de habla española. A lo largo del siglo. La Habana se enriquece con centros culturales, como el teatro Tacon, uno de los mas lujosos del mundo, el Liceo Artístico y Literario, el teatro Coliseo... Visita la ciudad Garibaldi bajo el nombre de Giuseppe Pani y se suceden las conspiraciones de patriotas independentistas al mismo ritmo que la autoridad de la Corona las reprime y sofoca.

En 1863, las murallas de la ciudad fueron derribadas para que pudiera ampliarse la urbe y construirse nuevos y esplendidos edificios. A fines del siglo, las clases acomodadas se trasladaron al barrio del Vedado. Mas tarde, emigraron hacia Miramar, y hoy, cada vez mas al oeste, se han instalado en Siboney.

A finales del siglo XIX La Habana vive los últimos momentos de la colonización española en América, que se cierra definitivamente cuando el acorazado norteamericano Maine es hundido en su puerto dando a los Estados Unidos el pretexto para invadir la isla. El cambio de siglo transcurre en La Habana, y por lo tanto en Cuba, bajo la ocupación y el gobierno de los Estados Unidos.

Bajo la influencia estadounidense, la ciudad creció y se enriqueció con numerosos edificios en los años 30, cuando se construyen suntuosos hoteles, casinos y esplendidos clubes nocturnos. Santo Traficante lleva la ruleta del Sans-Souci, Meyer Lanski dirige el Riviera, Lucki Luciano el Nacional.. Ante los hoteles y restaurantes, los Cadillac, Crevrolet y Buick aparcan en triple fila aguardando, a los botones. Por aquel entonces, el dinero de la mafia servia, por lo menos, para embellecer la Gomorra de las Antillas. Pero los barrios de barracas que rodeaban la ciudad se desarrollaban al mismo ritmo. La Habana se convirtió en capital del juego y de la corrupción. Una galería de retratos en blanco y negro de personajes de aquella época adorna , hoy todavía, los muros del bar del Nacional. Puede verse a Frank Sinatra y Ava Gardner, al gran torero Dominguin, a Marlene Dietrich y Gary Cooper, y otros muchos: mafiosos y artistas se mezclaban en una frágil felicidad.

Desde el triunfo de la revolución en 1959 se hicieron grandes transformaciones, principalmente en lo que afecta a los servicios, la construcción de viviendas sociales y edificios oficiales, pero, por lo que respecta a la topografía de La Habana, se puede seguir describiendo de acuerdo a las mismas grandes aéreas de 1958, aunque añadiendo alguna mas.

Desde hace unos años, el centro histórico de La Habana, declarado monumento nacional por el gobierno cubano en 1976 y patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1982, es objeto de hercúleas restauraciones. hacer economía.

Historia de éste bello Edificio Centro Asturiano. (Habana)


 
 
 
Fundado en 1886, el Centro Asturiano (Direccion: Agramonte y San Rafael, entrada 5$, gratuita para menores de 14 años, descuentos para estudiantes, horario: de 10.00 a 18.00, de martes a sábado y de 10.00 a 14.00 los domingos) fue una de las asociaciones de socorro y ayuda mutua más importantes de los inmigrantes asturianos. La importancia de la Asociación queda demostrada por el hecho de que en 1927 (sólo cuatro décadas después de su fundación) ya contaba con 60,000 miembros. En 1918 un incendio destruyó el edificio inicial, construido de madera, y rápidamente se convocó a la edificación de una sede mas duradera. El concurso fue obtenido por el arquitecto -asturiano también- Manuel del Busto, y en diciembre de 1924 el Centro firmaba contrato con la empresa constructora Purdy & Henderson. La firma norteamericana, en la isla desde 1899, había levantado edificaciones importantes como el Banco Nacional, la Lonja del Comercio, el Hotel Plaza, el Centro Gallego y el futuro Capitolio Nacional.

Construido en tres años a un costo de 5 millones de pesos, el nuevo edificio se destacó por las técnicas de construcción empleadas: armazón estructural de acero, recubierto de piedra de capellania, ladrillos y losas de hormigón. Mármoles de Italia, España y EEUU, carpintería realizada con caobas cubanas, vidrieras emplomadas procedentes de Madrid, y 578 lámparas decorativas de bronce fundido con cristal de Bohemia, convirtieron al Centro en uno de los edificios eclécticos más representativos de la primera arquitectura republicana en Cuba. La pintura de la boveda fue encargada a Mariano Miguel, quien había participado en la decoración del Palacio Presidencial.

Tras someterse a una renovación de de varios años y completar su ampliación en 2001, El Antiguo Centro Asturiano de La Habana alberga las colecciones de Arte Universal del Museo de Bellas Artes de Cuba. Hay que destacar las mas de 650 piezas que representan el Arte de la Antigüedad (objetos griegos y romanos), si bien la pintura europea constituye el conjunto más numeroso, con muestras del renacimiento italiano y flamenco, el barroco español, las pinturas francesas del siglo XIX y la británica del siglo XVIII. Del continente americano figuran selecciones de la pintura colonial latinoamericana y la plástica norteamericana de los siglos XVIII y XIX, para integrar de esa forma una opción sumamente atractiva y dirigida a los amantes de la cultura.

La coleccion de Arte Cubano del Museo de Bellas Artes se halla en otro edificio (Trocadero, entre Agramonte y Avenida de Las Misiones.

Centro Asturiano en la Habana





La huella de los asturianos

La crisis económica en Asturias provocó una explosión migratoria inteligente y laboriosa a Cuba

 

El bello y poderoso edificio situado frente al Parque Central de La Habana, ocupando completamente la manzana formada por las calles Zulueta, Monserrate, San José y San Rafael, constituye un símbolo de la impronta social y la importancia económica de los asturianos en Cuba durante la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio de la vigésima centuria.

Asturiano de La Habana Centro

Asturias es un pequeño, pero trascendental territorio de la península ibérica. Frente a sus hombres se estrelló el paso arrollador de los musulmanes en la batalla de Covadonga. A partir de esta victoria del Rey Don Pelayo, comenzó la reconquista.

Por esos recovecos del transcurrir históricos, no fue hasta mediados del siglo XIX que la Corona Española eliminó las trabas a sus habitantes del norte para emigrar a la América. Estas circunstancias hicieron que en el período 1493-1700 apenas el 0.6 por ciento de los emigrantes a Cuba, según cifras oficiales –y ya sabemos que el trasiego clandestino se calculaba en el 50 por ciento o más de las estadísticas gubernamentales-, estuviera constituido por asturianos. La situación se mantuvo igual aproximadamente (0,5 por ciento) en el período de 1701 a 1800.

Pero las circunstancias cambiaron con el tiempo. Justamente en el siglo XIX los asturianos ocuparon el segundo lugar, (12,41 por ciento) solo superados por los originarios de Islas Canarias.

En el centro y oriente alcanzaron las cifra del 15,12 por ciento, por debajo de los catalanes. Y en 1900, al terminar el siglo, los asturianos alcanzaron el segundo lugar, 23,72 por ciento, sólo superados por los gallegos, 28,56 por ciento.

A la época que va de 1880 a 1930 se le ha llamado "La segunda conquista de América" pues emigraron tres y medio millones de españoles, más que nunca antes. No hay que darle vueltas: consecuencia del atraso económico de España. Los asturianos en particular contaban con la más alta tasa de población de España, asentados en una región muy fría, toda montaña, apenas con pequeños valles, atrasados en la industria y en la agricultura. Había que emigrar... No en balde en el Censo de Cuba de 1932 aparecía en el segundo lugar de las regiones de España, con el 33 por ciento, es decir, la tercera parte de la población de la península en nuestro país.

Organizaciones sociales y de beneficencia

En efecto ese magnifico edificio frente al Parque Central nos da la imagen de la prosperidad económica alcanzada por un grupo de asturianos. Ya en 1877 se había fundado la Sociedad Asturiana de Beneficencia con el objetivo de auxiliar a su región en España, acosada por la "espantosa miseria", así como en nuestra tierra ayudar a sus miembros desde el punto de vista social, e incluso, a sus hermanos en otras partes de América.

A ello le sucedió la fundación del Centro Asturiano de La Habana, cuya sede se instalaría en lugar tan céntrico como es frente al parque Central. Un incendio barrió con la edificación en 1918. pero de nuevo se levantó de las cenizas con más vigor y pujanza en 1927. En ese edificio social crearon el Banco Asturiano de Ahorro.

Bigote de Gato, popular hombre de La Habana

Otra obra-símbolo fue la fundación en 1894 del sanatorio La Covadonga, en el Cerro, el más grande y primero de su tipo en La Habana. Contaba con una Escuela de Enfermeros supervisada por la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad de La Habana, así como un hogar-asilo para asociados enfermos. Hoy la Covadonga es el Hospital Docente "Dr. Salvador Allende".

Asimismo inauguraron el plantel "Jovellanos" (1918) en honor del enciclopedista asturiano Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), modernizador de las ideas económicas en España, una de cuyas creaciones fue la Sociedad Económica de Amigos del País, de gran trascendencia en Cuba para el desarrollo de la economía y la cultura.

Hablando de recias personalidades destacadas en la sociedad cubana, habría que nombrar a Manuel Isidro Méndez, llegado en 1896, historiador e hijo adoptivo de Artemisa, a quien se considera el primer biógrafo de José Martí.

Personas pudientes y otras populares

Algunos lograron posiciones relevantes en la industria y el comercio: Domingo Méndez, cigarros Regalías el Cuño; Ramón Rodríguez, cigarros y tabacos Partagás; Benjamín Menéndez, cigarros y tabacos H. Upmann; Florentino García, gerente de La Época y fundador de la tienda Flogar y la peletería California..., todas figuras influyentes en el desarrollo económico de aquel entonces en Cuba. Es indiscutible que durante la dominación española y la seudo república las condiciones de explotación de esos sistemas económico-sociales permitieron un enriquecimiento considerable de los más inteligentes y hábiles de su comunidad.

Al hablar de las personalidades asturianas demos un toque de folklore, citemos un personaje popular de esta Habana, el llamado Bigote de Gato, que el cantante dominicano Daniel Santos, en la década del 50, le dedicara una de sus composiciones: "Bigote de Gato es un gran sujeto, que vive allá por el Luyanó... ". Manuel Pérez y Rodríguez llegó a Cuba en 1910, y se dedicó a trabajar en los bares. Se hizo de una figura llamativa con sus bigotes inmensos y su boina roja. Andaba en un auto del 1926, con el que ganó carreras para vehículos de esas condiciones.

Y en la gastronomía no olvidemos dos símbolos imperecederos de Asturias: la fabada y la sidra.

En 1960 el edificio del Centro Asturiano de La Habana fue nacionalizado. Se convierte entonces en sede del Tribunal Supremo Popular. En estos momentos, totalmente remozado y adaptado, forma parte de las edificaciones del Museo Nacional de Bellas Artes, y están expuestas en él las obras de otros países.

Ese mismo año se funda la Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba, con sede en Prado y Trocadero. Dedicada a la obra social y benéfica dirigida a sus más de 18 mil asociados, lleva adelante dos programas fundamentales: Atención médica integral a la ancianidad y Atención al emigrante. Desde luego, continúa difundiendo la presencia asturiana en la historia y cultura cubana, y para ello cuenta con la Noche Asturiana sabatina; la Distinción Jovellanos, dedicada a personalidades del país; la Escuela de Bailes Típicos Asturianos; el Grupo Andecha Folclor Astur de La Habana; la Biblioteca Especializada, el Círculo Filatélico y la Peña Periodística "Manuel Isidro Méndez", dirigida por Rolando Aniceto.

Estos datos los debemos, principalmente, al libro de Jesús Guanche, "Componentes étnicos de la nación cubana". Entre otras fuentes nos apoyamos en "España en la savia de Cuba", también de Guanche, y sobre todo, en el folleto "Los Asturianos en Cuba", del periodista y escritor Rolando Aniceto.