El Capitolio
Nacional de La Habana es un relevante edificio construido en 1929 en La Habana (Cuba) bajo la dirección del arquitecto Eugenio Raynieri Piedra, destinado a albergar y ser sede de
las dos cámaras del Congreso o cuerpo legislativo de la República de Cuba.
Inspirado en el clásico capitolio
romano, el
edificio presenta una fachada acolumnada neoclásica y una cúpula que alcanza los 91,73 m de altura.1
Situado en
el centro la capital del país, entre las calles Prado, Dragones, Industria y San José, es el origen
kilométrico de la red de carreteras cubanas, y después del triunfo de la Revolución, cuando fue disuelto el Congreso,
fue transformado en la sede del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio
Ambiente y de la Academia de Ciencias de Cuba.
La
historia particular de los terrenos hoy ocupados por el Capitolio de La Habana
comienza cuando el lugar, ocupado por una ciénaga, fue dragado a principios del siglo XIX para su aprovechamiento urbano.7 Estando el terreno ocupado por un vertedero de basura ubicado junto a la muralla de tierra, se instaló allí un jardín botánico, el primero en la historia de la ciudad, fundado
el 30 de mayo de 1817.8 Bajo el auspicio de la Sociedad Económica de
Amigos del País, en 1834 éste se trasladó a los terrenos de los Molinos
del Rey, actual Quinta de los Molinos, situados en las faldas de la loma de Arostegui,
donde está emplazado el Castillo del Príncipe.
En este
mismo año comenzó en el mismo emplazamiento la construcción de una estación
para el ferrocarril que enlazaría La Habana con Güines. Se le dio el nombre de Estación de
Villanueva, llamada así en memoria de Claudio Martínez de Pinillos, Conde de Villanueva, Intendente
General de Haciendas y primer presidente del Consejo Directivo del Ferrocarril.9 En 1817 se inauguró el primer tramo a Bejucal y un año después llegó a Güines.10 En 1839 se concluyó dicha estación en los terrenos contiguos
al Campo de Marte. En 1840 la línea ferroviaria alcanzaba ya
la localidad de Cárdenas.2 3
En 1910 se produjo un cambio de los terrenos ocupados por
la Estación de Villanueva (que con los años se quedó insuficiente y desubicada)
por otros pertenecientes al antiguo Arsenal de La Habana,5 con el fin de construir en ellas la nueva estación terminal de
ferrocarril y a su vez erigir en dichos terrenos el Palacio Presidencial, ya que hasta estos momentos el presidente de la república se mantenía ocupando el edificio del Palacio de los Capitanes
Generales en la Plaza de Armas
La
construcción ocupó un área total de 43.418 m², de los cuales 13.484 corresponden al inmueble, con
un área circundante de jardines y parques de 26.391 m². El resto, 3.543, se
dedicaron a la ampliación de las calles y en su entorno.17 El inmueble se construyó a partir
de una estructura metálica encargada a la compañía norteamericana Pudrí
& Henderson, que ya había ejecutado con anterioridad numerosas obras de
importantes edificios en la capital.17 La longitud total de la
construcción fue de 207,44 m, y su composición arquitectónica y volumétrica se estructuró a
partir de un cuerpo central compuesto por la escalinata monumental, de casi 36
m de ancho por 28 m de largo y un total de 55 peldaños interrumpidos por tres
descansos intermedios. A ambos lados del desembarco de la gran escalera, se
emplazan dos grupos escultóricos hechos en bronce por el artista italiano Angelo Zanelli, La Virtud Tutelar del Pueblo
y El Trabajo, de 6,50 m de altura cada uno.
El pórtico central, de 36 m de ancho y 16 de
alto, es sostenido por 12 columnas jónicas de granito. En este espacio se ubican las tres
puertas de los accesos principales al edificio, con 7,70 metros de alto y 2,35
de ancho, así como un conjunto de bajorrelieves de mármol realizados por el mismo artista
italiano.18 La cúpula, de una altura de 92 m, fue en su momento la quinta
más alta del mundo con un diámetro de 32 m. Cuenta con 16 nervios entre los que
destacan los panales recubiertos con láminas de oro de 22 kilates. Remata la cúpula una linterna con 10 columnas
jónicas en cuyo interior había hasta 1959 cinco reflectores giratorios que fueron retirados. En
el interior de este espacio se materializa el simbolismo arquitectónico en la
imponente escultura de La República, situada bajo el domo, obra también
de Zanelli, hecha en bronce, con 15 m de altura y 30 T de peso, que en su momento fue
también la segunda más grande del mundo bajo techo.
Resulta
notable la variedad y riqueza de los materiales empleados en esta construcción,
como las 58 variedades de mármol nacionales y de otras partes del mundo
empleados en los pavimentos y en los paneles escultóricos labrados, los
herrajes de bronce de puertas y ventanas, la lamparería, apliques,
candelabros, las pinturas murales que decoran los hemiciclos (más de veinticuatro),
las decoraciones y molduras de fina ejecución de los falsos techos y paredes
realizadas en yeso y estuco. También son destacables las maderas preciosas,
particularmente la caoba, empleadas en la ejecución de puertas, ventanas,
estrados, estantería y otros trabajos de talla y ebanistería; las rejas y otros elementos de función, los vitrales y lucernarios de vidrio emplomado, entre otros